Se podría decir que esta temporada de Modern Family está siendo la de los cambios. Gloria embarazada, Haley en la Universidad y Cam nuevamente como profesor de música. Cambios normales en la vida de cualquier persona que, sin embargo, en esta familia, que es de todo menos normal, afectan de una forma mucho más exagerada. Y digo esto porque el cuarto capítulo está centrado en estos cambios y en lo que estos han traído consigo.
Por un lado, tenemos a los Dunphy, que sin Haley que les de quebraderos de cabeza con Dylan (al que echo de menos, por cierto) y sus cosas, son Alex y Luke los núcleos del conflicto. Primero tenemos a Phil y Luke, que están muy ilusionados con el hecho de que éste último practique la magia como haría su padre en sus tiempos mozos. Pero no tardaremos mucho en descubrir que hay a quien le hace más ilusión que al otro. Luke le dice a su padre que quiere dejar la magia, a lo que a Phil por poco le da un síncope. Porque según Phil, Luke tiene un don y no piensa dejar que lo desaproveche. Así que le propone algo: si consigue deshacer el truco llamado "The Butlers Escape", dejará que tome sus propias decisiones. Para ello no utilizará un simple método convencional, si no que lo colgará del techo cual murciélago para complicar la situación. Este Phil...al final tiene que hacer de tripas corazón y aguantarse, ya que Luke lo consigue en un abrir y cerrar de ojos. Claro que, al final descubrimos que las razones de Luke son razonables, ya que quiere dejar la magia por la burla de sus compañeros. Y aquí sale la vena padraza de Phil. Este le dice que él también pasó por eso, pero que en cuanto dejó de importarle lo que pensaran los demás aprendió a disfrutar de verdad. Toda una lección de vida de mano del creador del Phil's-osophy, verdad irrefutable y Biblia personal.
Después tenemos a Claire y Alex, una trama menos importante pero que cabe destacar. Me alegro de que le estén dando más importancia al personaje de Alex, porque a lo largo de las tres temporadas ya emitidas no ha tenido demasiado peso. Tampoco es lo tenga ahora, pero al menos podemos ver como evoluciona. Si en el capítulo anterior la veíamos de gótica, en este ha decidido ser todo lo contrario. Sarcástica, cruel y más arreglada de lo normal, Claire se da cuenta de que Alex no es la misma y es Phil quien, sin querer, el que le da la clave: necesita de su polo opuesto, o sea, Haley. Ahora que Alex está sola y no tiene quien se meta con ella, digamos que está desarrollando su vena más Haley y lo paga con cualquier ser vivo. A todo esto, Claire encuentra una solución rápida. Una llamadita de cortesía a la universidad... ¡et voilá!. Como dice Claire, "El equilibrio se restablece".
Cambiemos de núcleo familiar para hablar de los Pritchett-Delgado y los problemas que está causando el embarazo de Gloria. La mujer, debido a su estado no hace más que roncar y roncar, provocando que los demás integrantes de la casa se vean obligados a atrincherarse en el salón. Manny se dispone a decirle a su madre su problema, pero Jay se acobarda porque, como dice después "No quería que me gritaras" Como si Gloria fuese capaz de ello. La cosa es que Jay aprovecha un viaje a San Francisco para dormir y decide alargarlo un poco más a su vuelta quedándose en un hotel. Una mala elección que le va a pasar factura. Y digo mala elección porque Manny también ha decidido acerarse allí a sustituir los ruidosos ronquidos de su madre por el piano, con tal mala suerte que ve a Jay. Gloria se entera, cree que tiene un amante y se lía la marimorena (con bofetada incluida). Pero como todo en esta vida tiene solución, Jay acaba explicándose a duras penas y por fin le confiesa lo de los ronquidos. Gloria le perdona no sin antes agenciarse la habitación de hotel. ¿He dicho que me encanta esta mujer?
Finalmente vayamos con Cam y Mitchell, que desde el inicio de la guardería de Lily han estado buscando un poco su nuevo camino. Cam por fin consiguió su empleo soñado: profesor de música. Quizás con un exceso de confianza interior, no duda en que va a ser el profesor soñado que todo adolescente desea tener. Un profesor modélico, que, como toda expectativa, resulta ser un fracaso. El pobre Cam no convence en su primera clase, y no es porque no le ponga empeño: los chistes de música, su presentación, ese maravilloso jersey... Claro que seguramente sonaban mejor en su cabeza. Además tiene que enfrentarse a la temida hora de la comida, en el que todos sus compañeros le hacen el vacío, una escena que me ha parecido muy buena, por como Cam interpretaba los acercamientos y su reacción al ver la realidad. El hombre vuelve a casa hundido, con la sorpresa de encontrarse a Mitchell con todo perfectamente hilado y hecho. Porque Mitchell tenía la temible tarea de hacerse cargo de Lily y de la casa, algo que sabemos que no se le da muy bien y aunque parezca que le ha ido divinamente, no es oro todo lo que reluce. Porque ahí ha estado Claire, la salvadora, la heroína de su hermano que le ha hecho todo el trabajo sucio. Claro que al final se descubre la tostada y Cam, lejos de enfadarse, se lleva la mayor alegría de su vida al comprobar que el día de Mitchell ha sido tan asqueroso como el suyo.
de Haley en la universidad, como se desenvuelve, si ya está entre las más
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