viernes, 1 de febrero de 2013

American Horror Story: Asylum - Una serie que se supera a si misma


"American Horror Story" nos ha dejado. Esta semana me siento vacía sin la serie. Y es que la segunda temporada ha superado con creces a la primera. La táctica de cambiar completamente de trama, pero conservando los actores era arriesgada, podía salir o muy bien o muy mal. Por suerte, ha sido el primer caso.

Enseguida nos atrapó Briarcliff, y los nuevos personajes hicieron que no volviéramos la vista atrás y los comparáramos con los habitantes de la casa. La temporada ha sido mucho más dura y han habido idas de olla impresionantes. Pero los tres pilares en los que se ha construido Asylum han sido Lana, Jude y Kit. Es decir, Sarah Paulson, Jessica Lange y Evan Peters. El trío protagonista (que ya sabemos que estarán en la próxima temporada, junto con Lily Rabe y Taissa Farmiga) han dado lugar a las tres tramas principales. En ellas hemos podido ver una evolución enorme.

Gran personaje el de Pepper

Jude comenzó siendo una de las malas malísimas. Jefa de la institución, encerró a Lana "Banana" por entrometida y no le tembló el pulso a la hora de utilizar el electroshock. Poco a poco fuimos conociendo su pasado, sus miedos y errores. Cuando comenzó a sospechar del Dr. Arden y a darse cuenta de las injusticias que se llevaban a cabo en Briarcliff, vimos la transición del personaje a una persona justa, con ganas de arreglar las cosas. Pero esto supuso también su perdición. Pasó de ser la dueña y señora de la institución, a ser una de las internas. Con el cerebro frito, solo tenía la esperanza de que le sacaran de allí. Muchos se lo prometieron, pero fue Kit quien lo llevó a cabo. Él supo perdonar los errores de la monja y pasó sus últimos días con ella. No se sabe si fueron los extraterrestres quien le devolvieron la cordura a Jude, o simplemente fueron los hijos de Kit. El final de Jude ha sido uno de los mejores momentos de la temporada (recordemos ese número musical "The Name Game") con el ángel de la muerte llevándosela por fin, después de tanto tiempo evitándolo. Gran papel el de Frances Conroy. No ha sido extenso, pero cada vez que salía el ángel se comía la pantalla. Solo ella podía darle tanta elegancia y a la vez hacerla terrorífica.



En cuanto a Kit, el tema de los extraterrestres ha sido lo que más ha chirriado de la temporada. Sabíamos que por alguna razón era especial para los hombrecillos verdes, y que ahora también lo son sus hijos. Posiblemente esté mejor así, dejando el tema abierto. Me gustó como se resolvió lo de sus mujeres. Ese matrimonio polígamo, tan mal visto en aquella época y que acaba con Alma asesinando a Grace. Irónicamente, con un hacha. Sabemos que Kit se volvió a casar, y que cuando estuvo a punto de morir de cáncer, los extraterrestres se lo llevaron, sin más, dejando el misterio abierto. Nunca sabremos el porqué, y ahí está la gracia.



Pero si de algo ha tratado la temporada ha sido de la ambición, y los peligros de ésta. Un tema que ha salpicado a varios personajes. El Dr. Arden por ejemplo. Sus experimentos con humanos, que se remontaban a su época nazi, no le sirvieron de nada en la vida. Enamorado de la dulzura y pureza de Mary Eunice, no tuvo nada más a lo que aferrarse cuando fue poseída. Gran momento el de la violación del monseñor. Un gran personaje el de Lily Rabe. No me acabó de convencer su final. Me pareció demasiado fácil. Aún así me gustó la forma de morir del Dr. Arden. Como la de Grace, una muerte llena de ironía. Morir quemado, como tantos en los campos de concentración en su pasado nazi.  


La muerte de Timothy Howad es otro ejemplo de lo que la ambición puede hacer. Sus ansias por escalar en la carrera religiosa le hizo olvidar todos sus sueños de juventud, depositados en la institución. Se fue corrompiendo y fue la culpa el que le hizo cortarse las muñecas. Muerte que representa la traición a si mismo y a la iglesia, puesto que el suicidio está prohibido en el cristianismo.   Cabe destacar la escena de la crucifixión, una de las más impactantes de la serie. 



Finalmente, hablemos de Lana y por tanto, del icono de esta temporada: Bloody Face. Cuando descubrimos la verdadera identidad del asesino de mujeres, todo dio un vuelco tremendo. Oliver Thredson tenía dos caras, y Lana cayó en la trampa al confiar en él. La primera escena en su casa, con la lámpara de piel y el cráneo, es en la que más tensión he pasado en mi vida. 

Después de la violación, las piezas empezaron a encajar y descubrimos que el hijo de ambos, Johnny,  es el Bloody Face del futuro.  Decidido a acabar lo que empezó su padre, se planta frente a su madre con lintención de matarla. Lo que no sabe es que Lana es una manipuladora nata, y consigue, no solo que su hijo se retracte, si no que es ella misma la que le pega un tiro en la cabeza, como hizo con su padre. "Si miras el mal a la cara, el mal te devolverá la mirada". Estas son las palabras que le dice Jude a Lana el primer día. Ninguna de las dos sabe cuanta repercusión tendrá en sus vidas. La ambición de Lana la llevó a internarse en Briarcliff, y no fue su sentido de la justicia el que la hizo destapar todos los horrores de la institución. Fue su afán de fama. Al saber que su carrera como escritora no daba para más, necesitaba de algo que la hiciera pasar a la historia. En el fondo siempre fue así.


En fin, ha sido una gran temporada, mucho más oscura y bizarra. Todavía no sabemos donde estará ambientada la tercera, pero sabemos que volverá al presente y ocurrirá en tres localizaciones diferentes. De momento solo nos queda mordernos las uñas hasta Octubre, mes en el que volverá la serie. 

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